jueves, 6 de julio de 2006

Ética, La Felicidad II -Aristóteles-

Aristóteles tuvo una visión amplia acerca de la felicidad, en " Moral a Nicómaco", nos ofrece su pensamiento y su sabiduría en forma de tratado. Dialoguemos:

Penélope: Aristóteles ¿qué es la felicidad?.

Aristóteles: la felicidad es el bien supremo y es el fin de todos los actos del hombre que se manifiesta como cierta actividad del alma conforme a la virtud.

Penélope: ¿se puede identificar a la felicidad con el placer?.

Aristóteles: hay diferentes tipos de placeres, las naturalezas vulgares y groseras creen que la felicidad es placer porque sólo aman la vida de los goces materiales. Ahora bien hay placeres espirituales que si tienen que ver con la felicidad.

Penélope: ¿es el hombre virtuoso un hombre feliz?.

Aristóteles: no, la virtud es el verdadero fin del hombre. Pero la virtud misma es evidentemente incompleta cuando es sola, porque podría suceder que un hombre fuese muy virtuoso y muy infeliz a causa de los infortunios. Pero en medio de estas pruebas mismas la virtud brilla con todo su resplandor cuando un hombre con ánimo sereno soportar grandes y numerosos infortunios, no por insensibilidad sino por generosidad y por grandeza del alma. Si los actos virtuosos deciden soberanamente la vida del hombre, jamás el hombre de bien que sólo reclama la felicidad de la virtud, puede hacerse miserable, puesto que nunca cometerá acciones reprensibles y malas. A mi parecer el hombre verdaderamente sabio, el hombre verdaderamente virtuoso, sabe sufrir todos los azares de la fortuna sin perder nada de su dignidad, sabe sacar siempre de las circunstancias el mejor partido posible.


Penélope: ¿puede cualquier hombre ser feliz, o la felicidad está reservada para unos pocos sabios instruidos?.

Aristóteles: la felicidad no es un efecto del azar es a la vez un don de los dioses y el resultado de nuestros esfuerzos; se obtiene por la práctica de la virtud, mediante un largo aprendizaje, no por eso deja de ser una de las cosas más divinas de nuestro mundo, puesto que el precio y término de la virtud es evidentemente una cosa excelente y divina, y una verdadera felicidad. Y añado que la felicidad es, en cierta manera, accesible a todos, porque no hay hombre a quien no sea posible alcanzar la felicidad mediante cierto estudio y los debidos cuidados, a menos que la naturaleza le haya hecho completamente incapaz de toda virtud.

El hombre dichoso es el que obra siempre según lo exige la virtud perfecta, estando además suficientemente provistos de bienes exteriores, no durante un tiempo cualquiera sino durante toda la vida.

Penélope: yo quisiera alcanzar la felicidad ¿qué debo hacer?.

Aristóteles: dedícate a la filosofía, los placeres que proporciona son admirables por su pureza y por su certidumbre, por esta causa procura mil veces más felicidad el saber que el buscar la ciencia. Dedícate a la vida intelectual y contemplativa, sólo esta vida es la que ciertamente constituye la felicidad perfecta del hombre.

Penélope: ¿eres tú feliz Aristóteles?.

Aristóteles: (piensa y permanece en silencio).

La conclusión de Aristóteles según entiendo es que la felicidad es un concepto vacío, para aproximarnos a la felicidad tendremos que pensar en los diversos bienes que la producen: la virtud, la sabiduría práctica, la sabiduría filosófica, la vida contemplativa; y en las actividades que la conllevan, estas actividades tendrían a su vez un carácter razonable y moderado.

Aristóteles debía pensar que se podía aprender a ser bueno y feliz, y que los que eran malos e infelices era porque estaban sumidos en la ignorancia.

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