sábado, 21 de diciembre de 2013

El Pavo Real (Metáfora)

Había una vez un Pavo Real que vivía en un bosque  junto con muchos otros seres vivos, y le gustaba mucho impresionar a todos con su fascinante cola aunque  tenía terror de que se acercasen a él, creía que podían robarle sus plumas.

Y así salía cada día a pasear por el bosque y extendía su magnífica cola al sol, y era entonces cuando todos los animales se iban acercando admirados… hipnotizados por la belleza sublime de su plumaje, pero este pavo respondía con burla e insultos:
-“Aparta Gallina que todas sois iguales de pegajosas”
-“Quita de mi camino Gata que tienes muy malas artes.”
-“Fuera Conejo envidioso tu nunca serás como yo.”
-“Vete Paloma pija, que siempre estás volando cuanto te necesito.”

Como muchos le conocían, algunos le criticaban y a otros solo les daba pena y continuaban acercándose hasta que este pavo entraba en pánico y corría aterrorizado a ocultarse, y casi siempre caía al fondo del mismo pozo.

Y así algunos corrían tras él con la intención de ayudarle. La gallina le lanzó el cubo con la cuerda para que se agarrara y subiera, pero este pavo respondía arrogante:
-“¿Crees que me agarraría a ese cubo? Seguro que le pusiste una trampa”

La gata le lanzaba la escalera con la intención de salvarle y este pavo respondía soberbio:
-“¿Acaso quieres que pise esa escalera sucia y vieja? Yo no merezco eso”

Más tarde cuando todos dormían el pavo salía cauteloso del pozo y se recogía en su lugar de descanso hasta el día siguiente.

Hasta que un día amaneció sin plumas en la cola, quizás alguien se las robó…. quizás cayeron solas…. nadie sabe como ocurrió… y se sintió desnudo y humillado, entonces este pavo se hundió profundamente en la tristeza y no paraba de comer y de beber para ahogar sus penas y se dio cuenta que de esa forma además se ponía gordo.

Hasta que un día cuando llegó al fondo de su desesperación decidió salir a tomar de nuevo el aire, y se expuso al sol sin plumas sin nada que perder y fue entonces cuando comprendió que no pasaba nada, y se sintió liberado, y fue así como se dio cuenta muy sorprendido que ya no sentía miedo, porque no tenía nada que le pudieran quitar.

Y poco a poco fueron creciendo sus plumas y volvió a tener su fascinante cola y nunca más tuvo miedo, porque de esa forma comprendió que las plumas podían quitárselas  o caer por sí mismas, pero no importaba demasiado, ya que solo la esencia de su ser las producía, y se dio cuenta de que nadie podía arrebatarle lo verdaderamente auténtico y genuino de su naturaleza.


La Paloma.

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