viernes, 22 de julio de 2011

Buscando la identidad. Metáfora de la vida


Habia una vez un ser humano perdido que caminaba sin rumbo fijo, mirando a su alrededor. No sabía quien o qué era ni tampoco dónde estaba.

Se encontró con un ser pequeño de pelo suave y largas orejas que se movía dando saltos y decidió ir a preguntarle
_¿Puedes decirme quien soy yo?_
_¿Puedes saltar y hacer agujeros en la tierra?_ le respondió el pequeño
_Si puedo_
_Entonces seguro que eres un conejo como yo.
El ser humano quedó pensando, efectivamente podía ser un conejo aunque no se sentía así.

Y siguió caminando buscando su identidad hasta que se encontró con una pantera negra que acechaba en la oscuridad y decidió preguntarle:
_ Creo que tu eres una pantera ¿tu qué crees que soy yo?_
_Tu También eres una pantera, no te das cuenta, si no lo fueras nunca te hubieras atrevido a hablar conmigo._ contestó la pantera. y se marchó.

Nuestro ser humano pensó que quizas podría ser una pantera aunque no del todo.

Y siguió caminando perdido y confundido hasta que se encontró con un mono muy ágil colgado de una rama, al cual le hizo la misma pregunta: ¿Quien soy?.
El mono le miró de arriba a bajo y le respondió:
_No te has dado cuenta de que eres un mono? Con esas manos puedes trepar a los árboles y comer frutas como hago yo.

Nuestro ser humano probó y efectivamente, podía trepar y le gustaban mucho las frutas frescas aunque también se dió cuenta de que podía hacer muchas otras cosas.
Caminó y caminó y se encontró con un hombre de pelo blanco y mirada vacía. Decidió preguntar lo mismo.

_¿Sabés tu quien o qué soy? llevo mucho tiempo caminando buscando mi identidad....
El anciano le miró y después saco un espejo de una bolsa, se lo dió y le dijo:
_Mira a través de este espejo y dime que ves...
Miró atentamente mientras balanceaba su cabeza de un lado a otro.
_Veo alguien que me mira, que me escucha, que me habla, alguien que me observa_ contestó
_¿Cómo lo hace?_ volvió a preguntarle.
_Me escucha con sus oidos, me habla con sus gestos y con su boca, me observa con sus ojos.
_¿Para que te observa?
_Está intrigado y confundido no sabe quien soy, quiere saber, aprender...
_¿Por qué?
_Creo que le pasa como a mi... es como yo... se parece a mi...
_¿Quien es?
_Soy yo... soy yo, el observador tras el espejo.

Así fue como este ser humano perdido se dió cuenta de que era el observador de su realidad y fue consciente de que podía crearla.

sábado, 16 de julio de 2011

El Ruiseñor que tenía miedo a cantar. Metáfora con técnicas de PNL


Había una vez un pequeño ruiseñor que vivía en una frondosa rama de un gran árbol de un inmenso bosque. El bosque estaba lleno de aves de vivos colores y de adorables cantos.

Nuestro ruiseñor era algo tímido y reservado y aunque procedía de una familia de pájaros cantores, tenía miedo a cantar. Pensaba que quizás su canto no sería como el arco iris bajo la lluvia, ni como la esencia de las especias, ni como el murmullo del viento en las hojas.

Nuestro pequeño amigo no se atrevía a cantar y menos donde pudiera ser escuchado por sus vecinos y conocidos.

Un día decidió contar su triste realidad a su amigo el grillo y este le pidió que susurrara en su oído un leve canto en un lugar apartado donde nadie pudiera escucharle. Y así lo hizo….

En un rincón solitario del bosque cantó un instante y…… quedó en silencio y tuvo mucho miedo al escucharse.

_¿Qué ocurre?_ preguntó el grillo
_Mira, ha dejado de lucir el sol y está lloviendo, esto no es un buen presagio_ contestó el pequeño ruiseñor.

Su amigo grillo que era muy sabio le mostró unas margaritas que estaban muy felices por el frescor de la lluvia sobre sus pétalos.

Y así nuestro pequeño amigo el ruiseñor comenzó a cantar y fue llevando la lluvia con su canto a todos los lugares donde la necesitaban y muchos admiraban su melodía y le agradecían su entrega.

Un día se volvió a encontrar con su amigo grillo y le contó que estaba contento de poder traer la lluvia para las flores y el bosque aunque le gustaría también que su canto fuera como el arco iris bajo la lluvia, y como la esencia de las especias, y como el murmullo del viento en las hojas.

Su amigo grillo que seguía siendo muy sabio le dijo que le iba a regalar unos cascos mágicos, y eran tan mágicos….. que cuando se los pusiera podría cantar y ver el arco iris bajo la lluvia, y oler la esencia de las especias, y escuchar el murmullo del viento en las hojas.

Y así fue…. Su canto se tornó maravilloso, y cuando cantaba con aquellos grandes cascos de color rosa sobre su cabeza, podía sentir vibrar su alma. Aunque sentía un gran peso.

Volvió nuestro pequeño ruiseñor a buscar a su sabio amigo grillo y le preguntó:
_¿Por qué necesito estos cascos mágicos para sentir mi canto?_
_Porque tu lo crees así_ contestó grillo y continuó diciendo:
_Los cascos no son mágicos, la magia está en tu creencia en tu imaginación que no tiene límites_

El pequeño ruiseñor comprendió que había estado limitado por sus creencias y se dio cuenta que no necesitaba cascos para ver el arco iris cuando cantaba.